13 May Trece años de ruidos en la ´calle del infierno´
Vecinos de la calle Cañamaque Jiménez, a pocos metros del polideportivo, denuncian el tráfico de la calle, además de los ruidos causados por el bote de las pelotas de baloncesto.
«Para mucha gente que estamos aquí esto es una gran pesadilla, por eso la llaman la calle del infierno», explica un vecino. Ninguna de las personas entrevistadas quiere dar su nombre porque, aseguran, están amenazados por rebelarse contra el ruido continuo que padecen.
Viven en la calle Cañamaque Jiménez y enfrente tienen el campo de fútbol del polideportivo de La Mosca.
Uno de los vecinos hace el ruido característico de una pelota que bota: «Pum, pum, pum, así estamos hasta las 12 de la noche», resume. Como detalla, el mayor problema no es el ruido en sí que sale de la instalación deportiva, sino el «desfile continuo» de niños que mientras se encaminan al polideportivo no dejan de botar la pelota de baloncesto. Una molestia que, repetida en el tiempo, ha terminado por causar problemas para conciliar el sueño a más de un vecino.
«Yo duermo cuatro horas al día después de tomarme cuatro valerianas», cuenta uno de los vecinos. «Los golpes en las ventanas y las puertas son todo el día», comenta una vecina.
El ruido constante de la pelota antes de entrar en el polideportivo, lo que los vecinos califican de «entrenamiento en plena calle», camino de un equipamiento con centenares de usuarios diarios, les afecta a diario. «Tengo amigos que ya no vienen aquí por el ruido y me comentan que cómo soy capaz de aguantar», detalla otro vecino, que explica que lleva años tratando de encontrar un piso de alquiler que se pueda permitir. «Estoy loco por irme, no me importa irme a un pueblo, daría oro a la inmobiliaria que me diga que ha encontrado un piso», plantea.
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